Autor: Fabio Cortés Sánchez, trabajador social, emprendedor, colaborador de VEM
Tomar la decisión de ofrecer nuestro tiempo en forma de voluntariado es una muestra de sensibilidad y conciencia hacia lo que nos rodea. Bajo esta premisa, es posible ver que existe predisposición para actuar, y es a través de la acción como nos vamos curtiendo como personas pertenecientes a un contexto social. Participar en espacios que ofrecen voluntariado, nos ayuda a cuestionarnos cómo funcionan los sistemas de nuestro alrededor y a construir el papel que tenemos como ciudadanas para influir en la realidad de las personas para las que directa o indirectamente, dedicamos nuestro tiempo. En este sentido, nuestra personalidad se va transformando, vamos abriendo caminos hacia la relación con personas con intereses similares, hacia colectivos específicos y hacia conocer en mayor medida una o varias situaciones específicas.
Ahora bien, ¿toda esa dedicación y experiencias nos podrían servir también para una futura labor profesional?
Puede que nuestro objetivo explícito al hacer voluntariado sea ayudar, puede que el implícito sea ayudarnos. Es muy probable que el principal interés sea echar una mano de forma desinteresada, y también es habitual que una de las motivaciones sea tener una experiencia pre-laboral, mejorar habilidades o adquirir competencias profesionales.
Independientemente del debate que existe entorno al abuso del voluntariado para realizar labores profesionales en detrimento de la contratación, el desarrollo de la labor voluntaria, habitualmente va de la mano de un acompañamiento profesional y de una planificación con miras a cumplir unos objetivos. En mayor o menor medida, en función de la labor que vayamos a acometer, la persona voluntaria se va a poder introducir en una dinámica en la que están presentes conceptos profesionales y formas de hacer propias de una organización o empresa. En este sentido, vamos a estar utilizando herramientas, escuchando formas de hacer, reflexionando sobre el cómo, el cuándo, interactuando con personas, expresando nuestra opinión y emociones, proponiendo acciones, buscando espacios, etc. Todas ellas labores, que podrían servir para desarrollarse pre-profesionalmente a través de las experiencias de voluntariado.
Sin embargo, este hecho no quita que en función del compromiso y la dedicación que pongamos a disposición, vamos a poder obtener más información de los procesos de trabajo, así como más formación relacionada con el colectivo, el problema que estemos intentando solucionar, aspectos generales o complementarios. Este conjunto de experiencias va a alimentar a nuestro desarrollo personal y profesional.
Aquí las cabezas, las manos, la dedicación, la formación concreta entorno a una realidad determinada; todo suma para que se mejore la atención hacia una persona, un grupo o una comunidad.
Por ejemplo, si pensamos en una experiencia de voluntariado internacional, en el que vamos a un país a ayudar a una asociación, para que ofrezca mejores servicios para la comunidad… la acción voluntaria puede permitir que nuevas ideas lleguen a una realidad concreta, que el alcance de la asociación sea mayor, que se puedan atender más casos y por ende, promover la atención de más personas. Permite que una mirada externa ofrezca, desde su inocencia, una visión diferente del funcionamiento de la entidad o del trabajo con el colectivo, o de la relación con los otros agentes implicados.
Otro ejemplo, en una entidad que se centra en la atención a las personas mayores con sentimientos de soledad no deseada, la participación del voluntariado permite que esas personas estén acompañadas unas horas a la semana. Y una mayor dedicación permite llevar más lejos el mensaje de la soledad, lo cual pretende mejorar la calidad de vida de las personas mayores, en primera instancia, y en segunda instancia, si impacta el mensaje, que llegue a reflexionarse a nivel social sobre la problemática existente en los países donde la vida comunitaria vecinal se está difuminando.
Muchos de estos proyectos, sin la labor voluntaria no serían los que son. Incluso remunerando las labores, no tendrían el alcance humanista que ofrece la dedicación personal.
Así que, si no tienes claro qué hacer con tu vida, o lo tienes muy claro. El voluntariado siempre será una buena opción.
3 Comments
Iván David Castañeda Balaguera · 8 February 2019 at 16 h 55 min
I want to learn a lot of things and help.
Nora c Granados Quiroz · 7 March 2019 at 13 h 49 min
Puedo dar clases de Español,de Cocina de tejido
VEM · 12 April 2019 at 22 h 54 min
Hola Nora! Estupendo, te enviaremos info de los próximos programas para que te apuntes 😉